Campeonato: 1999 / 2000
Categoría: 3ª Regional
Equipos: Campdevànol - La Cabra
Enric era el
mejor delegado que pudieras encontrar al entrar al campo. Si actuaba como
delegado local o visitante, la calma o al menos un poco de buena conducta
estaban garantizadas.
Si el partido
era en su propio campo, se aposentaba en el bar y desde allí controlaba todo,
público, jugadores…
El campo de
fútbol fue construido con gravilla sobre lo que antes sería un sembradío de
patatas. Vestuarios pequeños, ninguna gradería ni bancos para el público, las
esquinas de los corners siempre rodeadas de césped, y sin banderillas, varios
regueros e irregularidades por donde se escurría el agua de las lluvias a medio
campo, las marcas laterales y que delimitaban el campo, en trazos irregulares
de tiza y los puntos de penal, inexistentes.
Si, era un
campo con muy poca dedicación, o bajos presupuestos, verdadera muestra de
quienes se reúnen a jugar, otros lo hacen para ganar.
Enric era un
hombre pacífico que en sus años mozos jugaba y disfrutaba jugando junto a su
hermano. Su hermano no estaba, físicamente. Siempre le recordaría. Al lado de
ese mismo campo perdió la vida cruzando la carretera. Quizás en ese funesto
momento, pensaría en un partido entre amigos y su hermano.
En el partido
en Campdevànol los simpatizantes locales padecían el frío de pleno invierno y
“calentaban” el ambiente con malos modales. Nada importante, sólo palabras de
ironías para molestar al árbitro y a algún jugador rezagado.
- a ti sí que
te vamos a calentar! - dijeron en más de una vez
Ni caso les
hice. Una amenaza de las Standard. Me concentré más en las jugadas y así, algo
bueno hacía el público al fin de cuentas.
Al salir del
campo de juego, luego de finalizado el partido, Enric se acerca en ademán de
saludarme. Ya le conocía, lo hacía para colocarse entre público y árbitro,
evitando malos encuentros. Cuando encajamos el apretón de manos le digo:
- Hace frío!,
conviene que me caliente!
Enric mostró
su sonrisa siempre agradable y entendió la broma.
En los vestuarios
se acercan los delegados y hablamos del encuentro. Cero lesionados, el mejor
resultado. El delegado local invita unas bebidas para antes de irnos a nuestros
respectivos hogares. Todos aceptamos. Ya en el bar Enric recuerda partidos y
amigos. Entre mí sabía que recordaba a su hermano y los partidos en que él ya
no le acompañaba. Dijo en su catalán de siempre:
- Tant de bo si tots els partits acabessin així!.
Salut! senyors
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